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18-11-2018 | jornadas vino fino | 0 Comentarios

Búsqueda y hallazgos en las XXIII Jornadas del Vino Fino

La búsqueda de tesoros escondidos en los vinos de Jerez centró la primera sesión de las XXIII Jornadas del Vino Fino; al inicio hubo un cálido reconocimiento a Beltrán Domecq Williams, Presidente del Consejo Regulador, como Socio de Honor del Ateneo del Vino.

La mesa técnica moderada por Javier Benítez (Canal Sur) y formada por Antonio Flores (Bodegas Gonzalez Byass), Antonio Barbadillo (Sacristía AB), Armando Guerra (Bodegas Barbadillo), César Saldaña (Director General del Consejo Regulador) y el sumiller Raúl Villabrille (Balandro Vinos) abordó el tema, ante un auditorio que abarrotaba (en torno a 200 personas) la espléndida nave bodeguera de El Cortijo. 

Hubo coincidencia en que los vinos del Marco de Jerez son un tesoro en sí mismos, con una personalidad única en un mundo. Y así se reconoce entre los grandes expertos a nivel global. A partir de esta idea, el tema propuesto, la búsqueda de tesoros en el Marco, fue también un camino de indagación sobre lo que significa, es, ha sido y fundamentalmente sobre lo que pueden ser nuestros vinos. Una amplia reflexión, desde distintos ángulos,  desde perspectivas diferentes, que nos brindaron los ponentes.

Así, buscando, apareció el tesoro de la diversidad de los vinos del Marco. Diversidad basada en los pagos, su clima y su composición, en los tipos de crianza, en el tiempo, en los tratamientos (o no) previos al embotellado, en el carácter propio de cada bota, en el calendario de las sacas…Esa diversidad, propia de algo con vida, con una gran vitalidad, es la que da lugar a los tesoros; que en muchos casos no están ocultos, sino guardados, como indicó Armando Guerra. Diversidad que es riqueza, posibilidades de innovación (el concepto supone alto valor añadido e impacto comercial), futuro. Todavía hay mucho que ofrecer, se recalcó.

Esa diversidad propia y específica de los vinos del Marco da lugar a una mayor complejidad a la hora de acercar los vinos al consumidor; así lo recogió  la mesa. La búsqueda de los tesoros hace que nos salgamos de la normalidad.  Afloró en el debate la necesidad de formación al consumidor, clásica ya. Y también la del papel del regulador. ¿Qué es, de cara al consumidor, un vino en rama? se planteó en la mesa.

También se señaló la importancia de tener una historia detrás de los vinos. El pago del que nacen, el tiempo de crianza, el sistema utilizado, el proceso de selección de botas de los marquistas. Todo lo que dé mayor significado al vino.

Después de la búsqueda llegó el momento de concretar los tesoros. Para Antonio Flores, los vinos de ida y vuelta; esa experiencia a bordo del Juan Sebastian Elacano; esas dos medias botas de palo cortao, una a estribor, otra a babor, que completan la singladura y vuelven distintas y mejores. ‘Que cuando salen valen cinco y cuando vuelven valen diez’. Y además, diferentes la una a la otra. La manzanilla en rama y el palo cortao Sacristía AB, para Antonio Barbadillo. Para Raúl Villabrille los tesoros encontrados son los vinos de crianza biológica (finos, manzanillas) que tocan la puerta  de la crianza oxidativa, los viejísimos amontillados sanluqueños, un palo cortao desarrollado en Chiclana con Chano Aragón, y las posibilidades futuras de los vinos de Trebujena. El blanco con crianza Mirabrás, puestos en botas en crianza estática, para Armando Guerra.  La mayor parte de estos tesoros hallados no son fruto, paradójicamente, del azar del encuentro, sino de la cuidada experimentación innovadora, mezclada, como el mismo método de criaderas y soleras -el ejemplo está a la mano-, con la tradición, incluso con el patrimonio documental -como es el caso de los vinos de ida y vuelta de Gonzalez Byass-. Los tesoros aparecen como una mezcla de lo viejo y lo nuevo, de la tradición y el pensamiento innovador.

El show room de bodegas posterior, con la colaboración de la Cooperativa Vitivinícola Alabariza de Trebujena, Faustino Gonzalez, Fernando de Castilla, Gonzalez Byass, Osborne, Gonzalez Obregón, Grant, Gutierrez Colosía, Hidalgo, Lustau, Yuste y Juan Piñero, fue el inmejorable colofón a una memorable jornada de búsquedas… y de valiosos hallazgos.