Noticias del Ateneo
Los lugares del vino
Visitamos, con deleite, la Bodega Blanca Reyes. Bodega desconocida para casi todos. Grande fue la sorpresa. Dice la neurociencia que recordamos con sorpresas; por eso recordaremos Blanca Reyes. La primera sorpresa es histórica; la bodega se fundó en 1884. Ese año, Francisco Espinosa de los Monteros, asociado con la familia González, de González Byass, comienza a elaborar vinos bajo la denominación Bodegas Espinosa de los Monteros, empresa familiar y artesanal. Durante muchos años fue almacenista, proveedor de Gonzalez Byass. La bodega llegó a denominarse Bodega del Sol, por la calle en la que se sitúa. Hoy, María Jiménez García y su hijo Telmo regentan la bodega y el despacho de vinos, y aúnan la tradición con la visión de futuro.
Nos acompañó y nos habló, desde su amor por los vinos de Jerez, Rafael Garcia. Habla con conocimiento Rafael; desde su amplísima experiencia. Pero además habla bien, emocionando y emocionándose. Nos habló de la importancia del lugar en la crianza. De cómo, en la misma nave, hay diferencias esenciales entre la botas que están cerca de la ventana de poniente, de las que están cerca del ojo de buey, que da a Puerta del Sol. Y también nos habló de la bodega, del interior de la bodega -la interior bodega de San Juan de la Cruz, que en su día glosó la escritora Ana Rossetty (Actas de la VI Jornadas del Vino Fino)-, de la necesidad sine qua non de la penumbra y del silencio, de la temperatura y de la humedad salina de los aires oceánicos. Nítida y poética explicación de la excepcionalidad de los vinos de Jerez.
Lugares y misterios de la bodega. Conocimiento y pasión. De todo eso disfrutamos. Y de esas riquezas, de la experiencia y del tiempo acumulado, surgen los excelentes caldos de Blanca Reyes.
La sorpresa fijó en la memoria su recuerdo interminable.
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