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23-10-2018 | Innovación y Empresas | 0 Comentarios

Bodegas HABLA, un ejemplo del valor de la innovación

En nuestro periplo por las queridas tierras extremeñas visitamos las bodegas HABLA. La búsqueda de un vino especial, diferente, y la idea de aportar cada año algo nuevo forman la esencia de Bodegas HABLA. No buscaron, en los comienzos, allá por 2002, un terreno fértil y una comarca con tradición vitivinícola. Escogieron, en cambio, un camino arriesgado y difícil. Buscaron un terreno pobre, pizarroso, extremo, sin historia viticultora detrás (salvo en época griega), cerca de Trujillo (Cáceres). Y allí trataron de crear un vino diferente.

En HABLA entienden la dificultad y la exigencia de la tierra como una forma de dar personalidad a sus vinos (la esencia). Integran la vanguardia tecnológica, la arquitectura y el diseño. Asombran, en el páramo cacereño, las líneas definidas, amplias, vanguardistas del edificio de la bodega. La agricultura es ecológica. La carga vegetal de las viñas corta, buscando una viña robusta y la calidad por encima de la cantidad. Controlan el estrés de las plantas, parcela por parcela, en 200 Ha. No utilizan bombas salvo en un solo proceso. Elaboran vinos monovarietales, con la dificultad de hacerlos redondos y equilibrados. Los proyectos de I+D+i forman parte natural de su actividad.

Acudieron al diseño y a la comunicación. Bucearon en el arte para definir su filosofía. “Igual que el arte, la naturaleza produce obras únicas” “Y el próximo  año otra vez algo nuevo, único,  irrepetible”. Cada vino, como cada obra de arte, algo irrepetible. Han actuado la tierra, el clima y el conocimiento. Para la marca se inspiraron en la expresión de Miguel Angel, ante la perfección de su David; solo le faltaba hablar.

Hicieron una campaña rompedora de comunicación. Más tarde inovaron en el diseño de la botella. Botellas nunca vistas en aquel tiempo, con líneas angulosas. Cogiendo ideas del mundo del cine. Haciendo hablar a los elementos sobre los que se construyen sus vinos.  Habla del silencio, habla de la tierra, habla del mar…

Joaquín Moreno Marchal