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23-10-2017 | Bodegas | 0 Comentarios

Arte, historia y vinos en Hacienda de Loreto

¿Podemos encontrar en un mismo lugar sobriedad franciscana, arte mudéjar, barroco, libros incunables, historias familiares de aristócratas y emprendedores, leyendas, viajes de ida y vuelta al Japón del XVII, caprichos y leyes del mercado, mosto, fino, amontillado, tiempo acumulado en el oloroso?

Sí, y lo vivimos en la visita al Santuario de Nuestra Señora de Loreto y a las Bodegas ‘Hacienda de Loreto’, un conjunto que arranca en el siglo XVI, en Espartinas, en pleno Aljarafe sevillano.

El hermano Joaquín, nos recibió y nos fue descubriendo la historia, la arquitectura y el arte del Santuario de la Virgen de Loreto, patrona del Aljarafe. La iglesia del XVIII, el magnífico retablo barroco, el camarín de la virgen, la sacristía, que fue la iglesia original, los claustros, especialmente el mudéjar, ese estilo lleno de ligereza, geometrías y mezcla de culturas, la torre mocha, con su aire, auténtico, de fortaleza bajomedieval.

Al lado del convento, imbricada, enlazada, abrazada a él se encuentra la Hacienda de Loreto. Cargada de historia y leyenda desde el siglo XVI, con una preciosa torre-mirador con la finalidad clara, y distinta a la de admirar el bello paisaje del Aljarafe, de contrapesar a una viga de prensa. La hacienda y la bodega nos la fue mostrando Antonio Limón, unos de los hijos de los propietarios. Una historia, la de la familia Limón, cargada de esfuerzo, tesón, amor por la tierra, por las viñas, por el vino. No fueron fáciles sus comienzos, en los convulsos treinta del XX. El abuelo de Antonio compró la finca a los Condes de Gomara.

La bodega rezuma autenticidad. De dimensiones ajustadas, la hacen aún más entrañable. Como entrañables y viejos son sus vinos. Probamos, no podía ser de otra manera, el mosto del año, el mosto del Aljarafe. ¿Qué mejor sitio, con la viña al lado? Mosto de la uva Garrido Fino, la autóctona de la zona, reducto de las muchas variedades que por esa comarca se cultivaron; y por la que apuestan en la bodega, y la que mejor se adapta al clima y al terreno, por cierto terreno calizo, del tipo albarizas. Y luego llegó el blanco. La bodega tiene vinos con crianza biológica, a pesar de lo extremo del verano, y crianza oxidativa; más tarde el oloroso abocado, y el oloroso viejo, pleno de años, de solera, de sabiduría.

Con tanta intensidad y variedad de experiencias no tuvimos más remedio que aproar hacia la cercana Taberna La Tinaja; para comentarlas, para entenderlas mejor, para pasar un rato entre amigos siguiendo con la grata compañía de los vinos de la Hacienda de Loreto. Caía la tarde y costaba trabajo dejar la magia y los vinos del Aljarafe. Eternamente agradecidos por la acogida pusimos rumbo a la Bahía de Cádiz. Pero volveremos, volveremos a la Hacienda y al Santuario de Loreto.

Documentos adjuntos: 
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